Ahora lo sabemos, la mayor parte de los fracasos en los regímenes se debe a su abandono prematuro. Las razones del abandono son el cansancio, el nivel de exigencia, el hambre y las tentaciones.
Quizá ya te haya pasado a ti. Si el régimen te aburre, acabarás dejándolo y cayendo en la tentación de todo aquello a lo que habías renunciado.
Todos estos problemas se deben a regímenes demasiado restrictivos, demasiado rígidos, que no tienen en cuenta el placer de comer. En general son monótonos e insípidos. La clave del problema es: ¡disfrutar!
Disfrutar es recuperar el placer de comer, aunque tengas que adaptar un poco las comidas para alcanzar una alimentación sana y equilibrada.
No hay una sola forma de alimentarse, hay tantas como individuos. Por consiguiente, no hay una sola forma de comer para adelgazar. La experiencia demuestra que un régimen, para ser eficaz, debe adaptarse a la forma de vida y a los gustos de cada cual, y no al contrario.
Sin embargo, también hay que saber salirse del régimen de vez en cuando y atender a nuestros propios deseos.
Abordaremos estos dos puntos capitales en un régimen de adelgazamiento. Disfrutar con un régimen adaptado y disfrutar cediendo de vez en cuando a la tentación.
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